Por Redacción - 8 Abril 2024
Las falsificaciones se han convertido en uno de los principales y mas crecientes desafíos para la economía global. En España, situado como el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de adquisición de copias ilegales, las pérdidas anuales alcanzan la astronómica cifra de 5.700 millones de euros, según un estudio de la agencia de investigación Sicpa. Este impacto económico no solo se traduce en números, sino que también afecta directamente a la creación de empleo, frenando la generación de al menos 44.700 puestos de trabajo legítimos en el país ibérico.
La magnitud del problema de las falsificaciones de productos, que hemos abordado en diferentes ocasiones, se expande más allá de las fronteras españolas. Según la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), las empresas legítimas en la región pierden cerca de 50.000 millones de euros debido a las falsificaciones. En el año 2023, las autoridades españolas intensificaron sus esfuerzos contra este fenómeno, incautando más de 12 millones de productos falsificados, lo que representa un incremento del 20% respecto al año anterior.
Los sectores más golpeados por esta práctica ilícita en España son diversos, abarcando desde la moda hasta los juguetes, con porcentajes significativos de incautaciones. En cifras concretas, la moda lidera este triste ranking con un 40% del total de productos falsificados incautados, seguido de cerca por el calzado con un 20%. Incluso productos como los perfumes y cosméticos no escapan a esta tendencia, representando un 10% del total de confiscaciones. La distribución de estos productos falsificados se ha vuelto cada vez más sofisticada, encontrando en Internet su principal canal de comercialización. Con un alarmante 80% de las ventas totales, la red se convierte en un terreno fértil para la proliferación de productos que socavan la propiedad intelectual y la reputación de las marcas.
A nivel global, las cifras no dejan de sorprender. El valor estimado del mercado de las falsificaciones supera los 2,5 billones de euros anuales, representando un considerable 3,3% del comercio mundial. La mayoría de estas falsificaciones (70%) tienen su origen en Asia, mientras que el 30% restante se comercializa a través de plataformas en línea. Además, se estima que el 10% de estos productos falsificados representan un riesgo para la salud y seguridad de los consumidores.
Recientes operativos han puesto de manifiesto la magnitud de este problema. En una acción llevada a cabo por el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en el País Vasco, se intervino un considerable número de artículos falsificados, principalmente de marcas de alta gama. En total, más de 22.000 productos, que incluían desde calzado hasta joyería, fueron confiscados en diversas instalaciones. Pero no es un caso aislado. En la localidad costera de Lloret de Mar, la Guardia Civil también ha intervenido más de 4.000 artículos falsificados, con un valor de mercado que supera los 3,8 millones de euros. Estos productos, de marcas reconocidas, representan una parte significativa del mercado negro que mina la economía legal. En otras ciudades como Benidorm, durante una operación llevada a cabo por la Policía Nacional, se detuvo a cinco personas tras incautar más de 2.800 artículos falsificados en cinco comercios de la ciudad. Juguetes, relojes, ropa y joyería, todos falsificados y comercializados como productos legítimos, fueron retirados del mercado. En otras regiones del país, como Blanes en la provincia de Girona, la Guardia Civil ha decomisado más de 500 artículos falsificados, que incluían bolsos, perfumes y otras prendas. Estas acciones son parte de un esfuerzo continuo por parte de las autoridades para combatir el creciente mercado de productos falsificados. Todos estos operativos son solo una muestra de la cruda realidad del negocio de las falsificaciones de productos de marca.
La lucha contra las falsificaciones también ha alcanzado a gigantes del comercio electrónico. Amazon, una de las plataformas más importantes a nivel mundial, informó que en el año 2023 interceptó más de siete millones de productos falsificados en todo el mundo. Esta cifra, un millón más que el año anterior, refleja los esfuerzos de la empresa por proteger a los consumidores y preservar la integridad de las marcas.
El crecimiento del comercio electrónico está transformando el mercado de productos falsificados a nivel mundial. Este cambio se refleja en que más del 50% de las incautaciones de copias ilegales en Europa están vinculadas al comercio electrónico. Aunque el valor total de la mercancía decomisada online aún es inferior al obtenido por los canales tradicionales, representa un desafío creciente, especialmente con el auge del comercio que se originó durante la pandemia. China es el principal origen de los productos falsificados en Europa, con más del 75% de las incautaciones vinculadas al comercio electrónico provenientes de este país.
Detrás de estas cifras se esconde un fenómeno social y económico complejo. La inflación y la búsqueda de precios más bajos han llevado a muchos consumidores a optar por productos falsificados, desconociendo las repercusiones que esto tiene en la industria legítima. Especialmente preocupante es el caso de los jóvenes españoles, donde el 45% de la población menor de 24 años ha adquirido intencionalmente productos falsificados. Este fenómeno, que también se observa en Europa con un incremento del 37% desde 2019, refleja la necesidad de una mayor conciencia sobre los riesgos asociados con el consumo de productos falsificados.
La batalla contra las falsificaciones de productos de marca es un desafío multidimensional que requiere la colaboración de gobiernos, empresas y consumidores. Solo a través de un esfuerzo conjunto será posible mitigar los efectos devastadores de esta práctica ilegal y proteger la integridad de la propiedad intelectual y la economía legítima.