Por Redacción - 22 Febrero 2022
Cada año, el fraude publicitario hace que se pierdan muchos millones de dólares. Las víctimas son los anunciantes, que destinan inversión publicitaria a espacios que en realidad no la merecen, y los propios medios, que ven como sus legítimos ingresos acaban en manos de players cuestionables.
Aunque en los últimos años han salido a la luz tramas fraudulentas y se han ido hecho avances para evitar estas pérdidas, el crecimiento del peso del mercado de la publicidad online ha conseguido que el atractivo de la tarta publicitaria vaya en aumento para los cibercriminales y que sean mucho más imaginativos para llevarse una parte de esos beneficios.
La última estimación de cuánto dinero se estima que se perderá en publicidad online es bastante elevada. Un estudio de Juniper Research ha calculado cuáles serán las pérdidas de todo el ecosistema digital para 2022. Su cifra es milmillonaria: en todo el mundo, este año se perderán 68.000 millones de dólares (unos 60.000 millones de euros) por culpa del fraude publicitario en internet.
La cantidad no es solo muy elevada, sino también superior a la del año precedente. En 2021, se quedó en 59.000 millones de dólares (algo más de 52.000 millones de euros). Si se compara con la de años precedentes, el salto es abrumador. En 2019, las pérdidas eran de 49.000 millones de dólares, una cantidad que ya entonces parecía excesiva pero que en comparación con la de 2022 es moderada.
El reparto del fraude no está equilibrado de forma geográfica y algunos países - y sus anunciantes - se llevan la peor parte. En las investigaciones de Juniper Research, cinco países se llevan el liderazgo de los que más pierden en fraude publicitario online. Son, en este orden, Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y Reino Unido. Combinadas, las pérdidas en el mercado de la publicidad digital de estos cinco países equivalen al 60% de todas las pérdidas mundiales en fraude publicitario.
Estados Unidos será el que se lleve la peor parte y sus pérdidas para 2022 rondarán los 23.000 millones. "Siendo EEUU un mercado tan significativo en términos de gasto publicitario, las campañas en Norteamérica atraerán sin duda la atención de los players fraudulentos", asegura Scarlett Woodford, la responsable de la investigación. Los anunciantes tendrán que dedicar más esfuerzos a prevenir estas prácticas.
En general, el fraude publicitario se ha vuelto mucho más sofisticado estos últimos años. Durante la pandemia, la práctica incluso creció e incorporó a plantillas de personal humano - y no solo bots - para hacer que todo resultase más creíble.
Un estudio de 2020 ya alertaba que los cibercriminales estaban fichando a freelances para que hiciesen lo que antes hacían los robots y lograr así que los procesos pareciesen más orgánicos. Para los sistemas que controlan el fraude, sus acciones resultaban así menos sospechosas.
Esta profesionalización de los cibercriminales hace que incluso los entornos seguros estén amenazados por sus artimañas. Los ciberdelincuentes afrontan estos procesos con estrategias complejas y acciones similares a las que siguen los players legítimos.
"Este no era el caso unos pocos años atrás y nos ha llevado a creer que los malvertisers han contratado a sus Chief Marketing Officer para mejorar su marketing de contenidos y lanzar ataques más eficientes desde el punto de vista del marketing", concluía un estudio hace un par de años.